MATEO 4
Existe un popular dicho que reza "Ganar es hacer que otros pierdan". No es que sea un axioma, ya que si uno gana el otro por consecuencia pierde, sino que el dicho se refiere a que para ganar basta con hacer que otros se equivoquen.
Satanás sin duda conoce este principio y su mejor estrategia contra el ser humano, muy en especial aquellos que hemos recibido a Cristo como nuestro salvador, es atacar mediante las debilidades del hombre haciendo que cedamos ante nuestras debilidades y caigamos en su juego. Una estrategia vil y digna del maligno.
Más de alguno ya habrá pensado mientras leía el párrafo anterior: claro, pero todos tenemos debilidades particulares, para algunos el alcohol es una tentación difícil de vencer mientras que para otros una botella de cerveza bien fría no representa mayor tentación y contrariamente causa repulsión. Es cierto, todos tenemos nuestra particular debilidad, sin embargo la Palabra de Dios nos habla en Mateo capítulo 4 de las tres grandes debilidades del ser humano y como Satanás las usa en nuestra contra, las llamo grandes debilidades, porque engloba o clasifica las debilidades de manera que no hay alguna que quede excluida.
Mat 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Recordemos que Cristo es completamente Dios y se hizo perfectamente hombre de manera que como los demás humanos tuvo hambre, sueño, angustia, etc. y de igual forma podía ser tentado, oportunidad que Satanás no dudó en aprovechar y quizo probar si Dios hecho hombre podía caer con las tres cosas que tientan al ser humano, sus tres grandes debilidades.Mat 4:3 Se le acercó el tentador y le dijo:
--Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Esto nos lleva a la primera gran debilidad del ser humano, no, no es la comida, es el hecho de COMPLACER NUESTRA CARNE, Satanás quizo probar si Jesús sería capaz de complacer a su carne que por el ayuno sin duda pedía alimento. Esta es una debilidad muy frecuente porque es parte de la naturaleza humana, aqui englobamos toda clase de debilidades que tengamos por adicciones, pecados sexuales y placeres que proveen una falsa y temporal alegría. Es difícil luchar contra esta debilidad pues para los no creyentes algunas, ni siquiera están mal y para algunos ya creyentes, están tan arraigadas en nosotros que sólo con la obra del Señor nos podemos librar de ellas.
La segunda gran debilidad que Satanás aprovecha está descrita en los versículos del cinco al seis:
Mat 4:5 Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del templo
Mat 4:6 y le dijo:
--Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está:
"A sus ángeles mandará acerca de ti,
y En sus manos te sostendrán,
para que no tropieces con tu pie en piedra".
¿De que debilidad estamos hablando acá? Satanás menciona a Jesús el Salmo 91, versículos 11 y 12, ¿Es la palabra de Dios una debilidad del ser humano? ¡Por supuesto que no! todo lo contrario es su principal arma contra el enemigo. Entonces ¿de que debilidad hablamos acá? La segunda gran debilidad del ser humano de la cual Satanás se aprovecha para atacarnos es la mala interpretación de lo que el Señor nos ha dicho, es decir MANIPULAR LA PALABRA DE DIOS.
Miles y miles de almas cada día se pierden entre frases como "todos los caminos llevan a Dios" o "Dios es amor asi que puedo vivir como quiera y el me sigue amando" o las muchas interpretaciones de "sobre esta roca edificaré mi iglesia" o "salvo siempre es salvo" y una reciente que me dejó indignado "Lo que la Biblia dice de los OVNI's". Mucha es la victoria que Satanás ha tenido vendiendo la idea que la Palabra puede ser manipulada para que se interprete al gusto del ser humano, y claro a este le gusta que la Palabra de Dios le diga lo que quiere oir pero no que le diga "pon la otra mejía", "ama a tu prójimo" o "niéguese a sí mismo". Esta debilidad es talvez una de las que menos dificultad requiere corregir, basta con estudiar con diligencia la Palabra de Dios, tener un devocional diario. La dificultad es que requiere de disposición y ese es el punto donde muchos fallamos.
La tercera gran debilidad que Satanás quizo probar en Jesús se narra en los versículos 8 y 9:
Mat 4:8 Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
Mat 4:9 y le dijo:
--Todo esto te daré, si postrado me adoras.
Si me preguntan a mi, y esto no es bíblico, esta tentación le pudo haber funcionado a Satanás con cualquiera, menos con el creador de lo que estaba ofreciendo a cambio. Pero en fin, lo que vemos en este pasaje es la mayor de las tres grandes debilidades del ser humano. LA AVARICIA Y CODICIA ¿A cuantos no ha alejado de los caminos del Señor? ¿Cuántos cristianos han cambiado el Reino de Dios por unos dolares más de trabajo? Muchos han preferido postrarse y adorar al dinero, a los bienes materiales y a esa constante sed de tener más y más y más aún que mantener la fidelidad al Señor que es dueño del oro y la plata.
¿Porque es la mayor de las debilidades? porque alejándome de los placeres carnales (alcohol, drogas, sexo promiscuo, etc), puedo controlar la primera debilidad, estudiando diariamente la Palabra de Dios, puedo vencer la segunda debilidad, pero la avaricia y codicia habitan en mi ser, en mi mente y en algunas personas hasta controla sus corazones, esto implica que para quitar esta debilidad es necesario un cambio de corazón, posible solo en Cristo Jesús.
En conclusión ¿Cómo podemos quitarnos de encima estas debilidades? No podemos, al menos no por nosotros mismos, debemos ponernos en oración, rogar al Señor que transforme nuestra vida, nuestra mente y nuestro corazón. A veces esto no es de un día, sino un proceso largo.
Entonces ¿Qué hacemos para no caer durante ese proceso largo? Debemos hacer lo que Cristo hizo, contrarrestar la tentación (ojo: no la debilidad, esa está en nosotros, la tentación viene de afuera) con la Palabra de Dios.
Cristo le contesta cada tentación al diablo con tres citas al libro de Deuteronomio, esto nos indica que no solo el estudio disciplinado y eficaz de la palabra es importante, sino también memorizarla para estar prestos a defendernos ante la tentación del maligno. Mientras más memoricemos la Palabra y comprendamos lo que memorizamos, sabremos en qué momento podemos aplicar eso que hemos grabado en nuestra mente, que solo se hace eficaz cuando lo aplicamos a nuestra vida, y sólo en esa medida, podemos lograr actuar como Jesús, quien siempre debe ser nuestro modelo a seguir en nuestra vida, en nuestro hablar y en nuestro pensar.
Dios les Bendiga.
René Hernández
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