Cuán grande cosa es tener un buen amigo, ese en el que confías ciegamente, ese que no espera a que le digas que necesitas su ayuda, ese que está dispuesto a dar la vida por ti y ese por el cual estás dispuesto a dar la vida.
Todos tenemos amigos en cierto grado, algunos entablamos amistad con compañeros en el trabajo, otros con nuestros vecinos y otros los encontramos de formas tan inesperadas que no dudamos que tenerlos es una gran bendición de parte del Señor.
Algunos piensan que el ser humano tiende a querer más a sus amigos que a sus propios hermanos, algunos concuerdan que esto se debe a que los amigos los elegimos nosotros mientras que nuestros hermanos los eligió el Señor para nosotros, pero les amamos con la convivencia entre hermanos.
Cristo al estar en la tierra no fue excento de la amistad sino más bien eligió a doce no solo para que aprendieran de Él acerca del Reino de Dios, sino también los eligió como amigos para que estuviesen con él y mostrarles a ellos y por supuesto a nosotros como deben amarse los amigos:
Jn 15:12 "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Jn 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Cuando Cristo dice estas palabras a sus discipulos, está a tan solo unas cuantas horas de ser crucificado. Pero no es solo el hecho que el amarnos los unos a los otros lo dió por mandamiento exclusivo a nosotros, Él añade "COMO YO OS HE AMADO".
El Señor es el modelo perfecto de amor y misericordia y la Palabra nos llama a ser imitadores de Él, por eso el añade que no vamos a cumplir este mandamiento a nuestra manera, sino imitando la forma en la que Él nos enseña a cumplir este mandamiento.
Añade el Señor de forma más explícita que nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Esto era un complemento a la frase anterior "como yo os he amado" que aunque aún no había entregado su vida para salvarnos, Su misión estaba clara y sabía que entregaría su vida por sus discipulos (no solo los apóstoles, sino aquellos que seguimos a Cristo como discipulos).
Por si alguno de sus discipulos dudaba si se refería a el grupo de discipulos más cercano (Pedro, Juan y Jacobo) o se refería a todos sus discipulos, El Señor les aclara cual es la condición para ser su amigo:
Jn 15:14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Así de sencillo pero palabras muy poderosas, somos amigos del Señor si hacemos lo que Él nos manda a hacer. De manera que si le entregamos nuestra vida, valorando ese sacrificio precioso, somos amigos de Cristo, y aunque desobedecemos por nuestro propio pecado en algunas ocaciones, aún así El Señor nos manda a arrepentirnos y si lo hacemos volvemos a obedecer al Señor cumpliendo lo que nos manda.
Un amigo da la vida por el amigo a quien ama. Cristo lo hizo en la cruz, estamos dispuestos nosotros a dar la vida por Él en cualquier momento. Fácilmente podemos decir "si" como respuesta a esa pregunta pero solo en la hora de la prueba mostramos que tan amigos somos de Jesucristo.
El siguiente versículo siempre que lo leo me toca el corazón, me llena de gozo, y glorifico al Señor, un gesto tan hermoso de parte del Señor:
Jn 15:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer.
Cuán bello es el Señor que dice ahora ya no son siervos son mis amigos, les llama a los apóstoles amigos, nos llama a nosotros amigos, los ángeles le sirven a Él como sus siervos, pero a nosotros nos ha llamado amigos, no porque lo merezcamos sino porque Su amor y misericordia es infinita. Nos ha revelado lo que el Padre le ha enviado a revelarnos.
Como amigos de Cristo, le debemos lealtad, somos leales obedeciéndole, pues Él es perfecto, no es un amigo cualquiera, es el amigo con el mejor consejo, es el amigo que tiene el punto de vista correcto, es el amigo que siempre sabe que hacer, que decir, que es mejor para nosotros y nunca se equivoca y nunca nos falla, no se cansa ni dice hoy no te puedo ver, no es rencoroso y perdona si nos arrepentimos, nos conoce perfectamente, pues Él nos ha creado.
Es nuestra oportunidad, entreguémonos de lleno a Cristo, vivamos para Él, muramos para Él, seamos sacrificios vivos, pues Él lo fue antes por nosotros y le amamos pues Él nos amo primero.
Dios les bendiga
René Hernández
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